Escudriñando 1 Juan 2:17

Publicado el 17 de noviembre de 2025, 10:34

¡Es un honor y una gran responsabilidad escudriñar juntos la Santa Palabra de Dios! Que el Espíritu Santo nos ilumine para recibir el mensaje que tiene para nosotros en 1 Juan 2:17.


 

📖 Escudriñando 1 Juan 2:17

 

El pasaje dice:

"Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre." (RVR60)

 

💡 Análisis y Reflexión

 

Este versículo es una declaración profunda y contrastante que nos ofrece el apóstol Juan. Nos presenta dos realidades, dos caminos, y dos destinos completamente opuestos:

 

1. El Destino del Mundo y sus Deseos (La Realidad Pasajera)

La frase "El mundo pasa, y sus deseos" no se refiere al planeta Tierra, sino al sistema de valores, filosofías, y estilos de vida que están en oposición a Dios. Este "mundo" se caracteriza por la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos, y la vanagloria de la vida (mencionadas en el versículo anterior, 1 Juan 2:16).

  • Pasa: El verbo griego para "pasa" (paragō) significa "ir a lo largo," "marcharse," o "desaparecer." Es una verdad ineludible. Todo lo que el mundo ofrece (riqueza, fama, placeres desenfrenados, poder) tiene fecha de caducidad. Son deseos pasajeros  que nos prometen satisfacción, pero al final, se desvanecen como el vapor o como un sueño al despertar.

  • Implicación: Enfocar nuestra vida, energía, tiempo y corazón en estas cosas es construir sobre arena. Tarde o temprano, la marea del tiempo y la eternidad se llevará todo.

 

2. El Destino del Obediente (La Realidad Eterna)

 

El contraste es glorioso: "pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre."

  • Hacer la Voluntad de Dios: No se trata de una obediencia legalista, sino de una respuesta de amor a lo que Dios ha revelado en Su Palabra y en Jesucristo. El centro de la voluntad de Dios es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, y en el Nuevo Pacto, creer en Su Hijo, Jesucristo (Juan 6:40). Es vivir una vida que refleja el carácter de Cristo.

  • Permanece para Siempre: El verbo griego para "permanece" (menō) significa "quedarse," "habitar," o "perseverar." Este es el legado eterno. Al vivir en obediencia a Dios, no estamos acumulando tesoros pasajeros, sino que estamos invirtiendo en la eternidad. La vida que llevamos en la tierra, cuando está anclada en Su voluntad, tiene un valor eterno.

    • No solo se refiere a la vida eterna en el cielo, sino a la permanencia de nuestro carácter, nuestros actos de fe y amor, y la bendición de la comunión ininterrumpida con Dios, que es inmutable.

 

🙏 Conclusión

Hermanos, 1 Juan 2:17 nos llama a un examen de conciencia y a un cambio de perspectiva radical. Nos confronta con la gran pregunta: ¿En qué estamos invirtiendo nuestra vida?

Como creyentes, debemos recordarnos constantemente que el "mundo" nos atrae con un brillo seductor, pero vacío. No podemos servir a dos señores. Si elegimos el camino estrecho de la obediencia, aunque a veces sea difícil, elegimos la verdadera permanencia. Nuestro trabajo para el Señor, nuestro amor por las almas, nuestra perseverancia en la santidad: ¡estas cosas son las únicas que sobrevivirán el paso del tiempo!

Que nuestra meta no sea la comodidad terrenal o el aplauso humano, sino que al final de nuestros días, podamos decir con el apóstol Pablo: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe." Porque el que hace la voluntad de Dios, ¡jamás será avergonzado!

🕊️ Oremos

Amado Padre Celestial, te damos gracias por Tu Santa Palabra que es lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino.

Reconocemos, Señor, que el mundo y sus atractivos intentan constantemente desviar nuestra mirada de Ti. Te pedimos perdón por las veces que hemos sucumbido a los deseos pasajeros y hemos puesto nuestro corazón en cosas que no perduran.

Padre, ayúdanos a comprender y a abrazar Tu voluntad sobre la nuestra. Que el Espíritu Santo nos dé la sabiduría para discernir lo eterno de lo temporal, y la fortaleza para renunciar a la vanidad de esta vida. Que cada día busquemos primero Tu Reino y Tu justicia, sabiendo que solo el que hace Tu voluntad permanece para siempre.

Afirma nuestros pasos, purifica nuestras intenciones, y mantén nuestros ojos fijos en Jesucristo, nuestro ejemplo supremo de obediencia. Que vivamos de tal manera que, cuando todo lo demás se desvanezca, nuestra fe y nuestras obras de amor permanezcan como testimonio de Tu gloria.

Te lo pedimos en el nombre precioso de Jesús. Amén.

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