¡Gloria a Dios! Sigamos edificando sobre la Roca de la Sabiduría. Tomaremos como base la versión Reina-Valera 1960 para este poderoso segmento:
21 Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda la ley y el consejo, 22 Y serán vida a tu alma, Y gracia a tu cuello. 23 Entonces andarás por tu camino confiadamente, Y tu pie no tropezará. 24 Cuando te acuestes, no tendrás temor, Sino que te acostarás, y tu sueño será grato.
La Enseñanza: La Sendal Luminosa de la Sabiduría Divina
Este pasaje es una cadena de bendiciones, donde la primera es la condición y las siguientes son sus consecuencias directas. Es la fórmula inmutable de Dios para una vida de seguridad, propósito y paz interior.
1. El Mandato Central: Retener la Guía (v. 21)
El versículo inicia con una doble exhortación fundamental: "no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda la ley y el consejo."
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"Estas cosas" se refieren a toda la enseñanza previa del capítulo 3, especialmente la Confianza en Jehová (v. 5) y el Temor de Él (v. 7).
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La imagen es clara: la Sabiduría (la Ley y el Consejo divino) debe ser el foco constante de nuestra atención ("no se aparten de tus ojos") y debe ser custodiada diligentemente ("Guarda").
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La enseñanza es: La Sabiduría Divina no es un conocimiento casual, es una disciplina de vida que exige atención y preservación constante.
2. La Recompensa Dual: Vida y Hermosura (v. 22)
¿Cuál es la recompensa por esta disciplina? Una recompensa dual que toca el ser interior y exterior:
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Vida a tu alma: La Ley de Dios no es un conjunto de reglas secas; es el soplo vital para el espíritu. La obediencia y la sabiduría son el verdadero alimento del alma, librándonos de la muerte espiritual que trae el pecado.
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Gracia a tu cuello: El cuello era el lugar donde se llevaban los ornamentos más preciados. La Sabiduría se convierte en un adorno, una distinción de honor y dignidad a los ojos de Dios y de los hombres.
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La enseñanza es: La vida con Dios no solo te salva, te embellece. La piedad es la verdadera distinción y el mejor ornamento de un creyente.
3. La Seguridad en el Camino: Firmeza y Confianza (v. 23)
El resultado inmediato de llevar la Sabiduría como vida y adorno es la seguridad en el peregrinaje diario:
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Andarás... confiadamente: La Sabiduría es una brújula que elimina la duda y la incertidumbre. El creyente sabe que su camino está enderezado por Dios (v. 6), por lo cual camina con certeza, no con temor.
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Y tu pie no tropezará: La prudencia divina es un faro que ilumina las trampas y escollos del maligno. No promete que no habrá obstáculos, sino que seremos preservados de caer en ellos.
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La enseñanza es: La Sabiduría de Dios te da un andar estable y un sentir seguro.
4. La Paz en el Reposo: Sueño Grato (v. 24)
El clímax de esta cadena de bendiciones es la promesa de un descanso perfecto, que ya analizamos previamente:
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No tendrás temor... sino que... tu sueño será grato: La ausencia de temor en la noche es la prueba final de una vida vivida en la Sabiduría de Dios. Hemos cerrado el día sin culpa que atormente, sin deudas que clamen y con la certeza de que el Guardián de Israel vela.
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La enseñanza es: La paz de Dios se manifiesta en un descanso sin ansiedad. Si vivimos sabiamente en el día, dormiremos dulcemente en la noche.
Oración: El Viaje de la Sabiduría y la Paz
"Padre Celestial, fuente inagotable de toda sabiduría y de todo buen consejo, te alabamos por Tu amor paternal revelado en Tu Palabra.
Hoy, nos postramos pidiéndote, con la convicción de lo escrito: 'Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda la ley y el consejo' (Proverbios 3:21). Ayúdanos, Señor, a mantener fija la mirada en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe (Hebreos 12:2), para que no seamos distraídos por el mundo.
Danos, oh Dios, la gracia de Tu Sabiduría para que sea vida a nuestra alma y un hermoso adorno a nuestro cuello, reflejando Tu verdad y Tu amor a un mundo necesitado. Que el Evangelio sea la gracia que nos vista y nos distinga.
Te entregamos nuestro camino, rogando que al andar confiadamente (Proverbios 3:23), Tu Espíritu nos guíe a toda verdad (Juan 16:13) y preserve nuestro pie de tropezar.
Y cuando caiga la noche, al acostarnos, que la paz de Cristo que sobrepasa todo entendimiento guarde nuestros corazones y nuestros pensamientos (Filipenses 4:7), para que nuestro sueño sea grato (Proverbios 3:24), libres de temor, porque Tú eres nuestro refugio y fortaleza (Salmo 46:1).
En el precioso nombre de Jesús, Amén."
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