Declaración de Fe
Reconocemos a un único Dios, el Padre, Hijo y El Espíritu Santo. Dios es Uno en Esencia Naturaleza. Esta verdad nos ha sido revelada en las Sagradas Escrituras. A este Dios único dirigimos nuestra adoración, nuestra alabanza, nuestra gloria y nuestro honor; a Él rendimos nuestro culto y elevamos nuestras oraciones.
Creemos en Dios nuestro Padre, el creador de todo lo que existe, visible e invisible.
Proclamamos a Jesucristo, su Hijo unigénito, nuestro Señor, concebido por el poder del Espíritu Santo y nacido de María. Afirmamos que Él es plenamente Dios y plenamente hombre. Testificamos de los milagros que realizó durante su vida terrenal y de su existencia sin pecado. Creemos que fue crucificado, entregando su vida en la cruz por el perdón de nuestros pecados, que fue sepultado y que resucitó al tercer día, ascendiendo al cielo cuarenta días después para sentarse a la diestra de Dios Padre. Confiamos en su glorioso regreso visible para juzgar a todos.
Creemos en el Espíritu Santo, la presencia divina que nos santifica, nos sella como propiedad de Dios, nos une como familia de fe, reside en nosotros, nos capacita con dones espirituales y nos guía en la verdad.
Afirmamos que los sesenta y seis libros de la Biblia, el Antiguo y el Nuevo Testamento, son la Palabra inspirada y preservada de Dios por el Espíritu Santo, nuestra autoridad suprema en doctrina y vida.
Entendemos que el ser humano fue creado a imagen de Dios, dotado de un alma inmortal, pero que a causa del pecado se separó completamente de su Creador. Por sus propios medios, el hombre no puede restaurar esta relación.
Creemos que Jesucristo tomó sobre sí el castigo que merecían nuestros pecados en la cruz del Calvario, ofreciéndose en nuestro lugar, y que su sacrificio fue perfecto y definitivo.
Sostenemos que, para obtener la salvación eterna, cada persona debe volverse de sus pecados y depositar su confianza únicamente en Jesucristo como su Señor y Salvador.
Declaramos que Dios nos declara justos por el solo mérito de Jesucristo, por su gracia inmerecida. Creemos que somos justificados solamente por la fe en Cristo, sin que nuestras obras puedan añadir nada a esta justicia.
Confiamos en que la sangre de Jesucristo nos purifica de todo pecado, y que, si confesamos nuestros errores a Dios, Él nos perdona fielmente.
Afirmamos que la fe es una entrega total y confiada a Jesucristo para el perdón de nuestros pecados y la obtención de la salvación.
Creemos que las buenas acciones del cristiano son la expresión natural de una fe genuina, y que todos los creyentes deben dedicarse a realizar obras que reflejen el amor de Dios. Como seguidores de Cristo, amamos al Señor con todo nuestro ser y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Creemos en el sacerdocio de todos los que hemos creído: cada creyente tiene acceso directo a Dios Padre a través de Jesucristo nuestro Señor, y cada creyente es templo del Espíritu Santo. Somos piedras vivas, edificados como casa espiritual y sacerdocio santo para ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo.
Tenemos la certeza de que quienes creen en Jesucristo disfrutarán de vida eterna en el cielo, mientras que quienes lo rechazan enfrentarán la condenación eterna.
Creemos en la Iglesia, cuyo líder supremo es Cristo, y que está compuesta por todos aquellos que sinceramente creen en Jesucristo como su único y suficiente Señor y Salvador.
Reconocemos la responsabilidad que tenemos como cristianos de cumplir la gran misión: ir por todo el mundo anunciando las buenas nuevas a toda persona, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a obedecer todo lo que Jesús nos ha mandado.
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